*Positivo Balance del curso Responsabilidad Social del Bioquímico

Respondiendo a una innovación curricular en la carrera de Bioquímica de la UACh, el ramo titulado “Responsabilidad Social del Bioquímico”, dirigido por la Dra. Cecilia Rauch se desarrolló casi íntegramente en las aulas de colegios rurales de Valdivia y Mariquina.
La iniciativa tuvo su origen en una colaboración que solicitó Conaf, “pero esta vez fue un apoyo distinto, un poco de ciencia, un poco de deseos de futuro para los niños, llevando a su entorno, las posibilidades que quizá podrían parecer lejanas a las familias de las zonas rurales” cuenta la Dra. Rauch, responsable de la asignatura.
En vista de la oportunidad, la académica comenta que era un deseo de la Facultad y la Escuela de Bioquímica que los jóvenes tengan mayor acercamiento real a la sociedad. Fue así, con los mismos estudiantes en las aulas se acordó presentar un proyecto ejecutarlo.
“El objetivo se cumplió no sólo con los alumnos y niños pequeños, también con los profesores y directores de las escuelas visitadas, quienes se entusiasmaron y se empaparon de estas ideas novedosas y sencillas para entusiasmar a los pequeños con la ciencia. Los niños pequeños reaccionaron muy bien al contacto con sus jóvenes maestros, no tan adultos como para que se cohibieran, pero si lo suficientemente grandes como para respetarlos y aprender de ellos, sin temor, sino que venciendo la vergüenza y participando”, menciona la académica.

“Estamos empezando a acercar a la comunidad científica a las personas, de esta manera los niños crecerán sabiendo que existen personas dedicadas a entender el mundo que nos rodea con conocimiento y evidencias, para que en un futuro no crean lo primero que vean en televisión o internet dicho por cualquier persona sin conocimiento alguno. Por otro lado, esta experiencia nos sirve a nosotros como científicos en formación para aprender cómo comunicar la ciencia y hacerlo de forma entendible y clara para todos, que es lo que nos cuesta bastante, ya que estamos acostumbrados a permanecer en un ambiente donde hablamos de ciencia pero entre nosotros mismos.
Valorando a su vez, la experiencia que obtuvieron los estudiantes de primer año, en cuanto a comunicar lo aprendido, enseñar, planificar y trabajar junto a estudiantes de cursos superiores.
Una vez finalizado el curso, Mario Maturana Arévalo de CONAF, entidad que ofició como los principales colaboradores en cuanto a la logística, escribió con gratitud a quienes participaron de la actividad: “Me sumo a las felicitaciones a la Profesora Cecilia y Carla, ojalá estas actividades se sigan potenciando y realizando. Y un saludo a los alumnos que participaron también”.
Por su parte, el ambiente y el estar inmersos en una realidad completamente distinta a una jornada regular, fue de los aspectos más detacables según la estudiante de primer año, Flavia Soto:
“El ambiente en el cual nos encontrábamos, ya que vimos un contraste de nuestro diario vivir que nos permitió hacernos una idea de que la ciencia no siempre llega a esos lugares, y personalmente me alegro de haber participado. Me motiva a seguir estudiando y ayudando con futuros proyectos a mostrar que la ciencia, pese a lo complicada que es, puede ser divertida y alegre, siento que puedo lograr llegar un poco más lejos”, resaltó la estudiante.
La iniciativa se desarrolló por primera vez durante gran parte de la primera mitad del año, visitando las escuelas de Cuyinhue, Los Ulmos, Cayumapu, Linguento, Cuyan e Iñipulli. Idea que contó con el apoyo de CONAF, Decanato de la Facultad de Ciencias, Vinculación con el Medio de Ciencias, Escuela de Bioquímica y la Asociación Nacional de Estudiantes de Bioquímica.